Tener un perfecto conocimiento del cerebro permite entender mejor el funcionamiento de los procesos cognitivos que van a intervenir en la inteligencia y en el desarrollo futuro de tu hijo. Pero, ¿alguna vez te has preguntando cómo funciona la memoria de los bebés realmente? Sin duda las investigaciones realizadas al respecto, son más impresionantes de lo que llegamos a pesar.
Cómo funciona la memoria de los bebés
Hasta ahora se creía que simplemente se jugaba con el niño cuando se le sostenía para que le llegara un rayo de luz de la ventana en el ojo, pero está comprobado que con una simple acción como esta los receptores de la retina establecen una conexión eléctrica con las neuronas localizadas en la corteza cerebral.
Otro ejemplo es que al rozar la palma de su mano con un objeto, el bebé intentará agarrarlo porque sus receptores nerviosos enviarán información a la corteza sensorial motriz. Si lo arrulla y le habla, las neuronas mandarán pulsaciones de electricidad por los circuitos que controlan sus emociones.
Hoy se sabe por las teorías de la inteligencia múltiple que ésta ha de entenderse como capacidad para comprender y no como conjunto de saberes que posee un individuo.
Para responder cómo funciona la memoria de los bebés, resulta evidente que la inteligencia en el más amplio sentido la soporta el sistema nervioso, cuanto mejor se haya constituido éste, mayor desarrollo de sus capacidades tendrá.
También se conoce que el cerebro del niño al nacer salvo una serie de reflejos que le permiten realizar una limitada serie de funciones (reflejos incondicionados), está totalmente limpio de conductas genéticas y constitucionalmente heredadas, por lo que posee infinitas posibilidades, así como la capacidad de asimilar toda la experiencia social acumulada por la humanidad durante cientos de generaciones, y que le es transmitida por el adulto que lo cuida y atiende.
A esta capacidad de asimilar la estimulación del mundo que le rodea es lo que se denomina la plasticidad del cerebro humano.
Los recién nacidos tienen al nacer miles de millones de células cerebrales o neuronas, entre las cuales se establecen conexiones, llamadas sinapsis, que se multiplican rápidamente, al entrar en contacto el neonato con la estimulación exterior.
Estas sinapsis dan lugar a estructuras funcionales en el cerebro, que van a constituir la base fisiológica de las formaciones psicológicas que permiten configurar las condiciones para el aprendizaje. Ya se sabe que los distintos neuronales, por donde va a discurrir toda la información del ser humano se forman en la primera infancia.
Está establecido que la facultad de construir circuitos y conexiones entre distintas neuronas, no es algo que se conserve a lo largo de la vida. Cuando el niño nace, o incluso en el útero, es decir, en el momento en el que el cerebro se empieza a formar, las posibilidades de conexión son prácticamente ilimitadas. A partir de ese momento empieza una carrera contra reloj que va disminuyendo, a partir de los 7 a 8 años, las posibilidades van a ser casi nulas.
Actualmente se sabe que el desarrollo del cerebro del neonato es mucho más rápido y extenso de lo que se conocía y creía, así como que es más sensible a los factores del medio ambiente de lo que antes se le conocía.