Tener un bebé cambiará tu vida de manera tan profunda que ya no serás la misma:
- Nace una fuerza en tu interior tan intensa que te prepara para proteger a tu pequeño de cualquier potencial daño.
- Descubres que no tienes límites. ¡Puedes estar sin dormir por días!
- Tu corazón parece explotar de amor y no puedes ni imaginar aún cómo será compartir ese amor con otros bebés si llegan.
- Ves a tus padres con otros ojos. Tu admiración, comprensión y gratitud crece cada vez más.
- Todo lo que tengas que hacer deja de ser un sacrificio para ser un privilegio. Te enorgulleces como nunca de ser mamá.
- Sientes ternura por todos los niños, podrías ser la mamá de todos los compañeritos de tu hijo. Cuando vez sufrir a un niño no puedes soportarlo.
- Aprendes que el desorden es un tipo de orden diferente. Una vez que lo aceptas, eres más feliz y dejas de frustrarte por lo que no puedes controlar.
- Descubres que el silencio se puede disfrutar; no hay nada mejor para un largo día que una ducha caliente, una tacita de té, o sentarte en el sillón con tu pareja a compartir esos silencios.
- No vuelves a sentir asco. Después de tener un bebé muchas de las cosas que antes te daban náuseas, ahora son pan de cada día y no te complican para nada.
- Te conviertes en toda un artista, improvisando canciones, inventando historias y actuándolas con todo tu cuerpo. Todo para que tu bebé no se aburra.
- Aunque tu cintura ya no sea la misma, te asombras cuando te das cuenta que el ombligo que más te importa es el de tu bebé, no el tuyo.
- El tiempo no vuelve a pasar como antes y por lo mismo, no llegas a tiempo a ninguna parte.
- Aprendes a disfrutar al máximo la poca intimidad que tienes con tu pareja, potenciando los momentos mágicos entre los llantos del bebé.
- Te conviertes en una persona capaz de hacer múltiples cosas a la vez, ¡como una malabarista experta sin que se le caiga nada!