No es necesario argumentarles lo especial que resulta un hijo. El profundo sentimiento que conecta a los padres con los hijos es universal y no posee fronteras. Por ellos y su bienestar, los padres son capaces de cualquier cosa, debido al profundo lazo afectivo que se crea, que sin duda alguna, uno de los más fuertes que puede existir. cada hijo es único e irrepetible.
Para los papás y mamás, cada hijo es único e irrepetible, y de la misma manera el cariño que se llega a sentir por cada uno, es distinto, según la relación que se va consolidando entre ellos.
A pesar que se pueden tener muchos hijos a lo largo de la vida, nunca se repite el mismo amor por ellos, porque no a todos se les da el mismo tipo de afecto.
Ocurre que siempre en nuestras relaciones con los demás, influyen mucho las experiencias pasadas que hemos tenido, nuestros juicios de valores, prejuicios entre otros. A pesar de lo anterior, con los hijos no es así.
En cierto programa de televisión, se presentaron varios matrimonios que viajaron hasta China para adoptar niñas, cuando una de las madres al ver a su hija, no le quedo duda alguna que esa era su hija y no otra.
Lo que aquella madre sintió, fue la cercanía afectiva de un ser especial que será dependiente de ella, lo que lo convierte cada hijo es único e irrepetible
Los hijos son especiales, porque se les acoge todo su ser con en el corazón y son los padres los que siempre ven toda la hermosura que ellos poseen .
Mamás y papás continuamente se «enamoran» de sus hijos
Es cierto, tanto mamás como papás, al contemplar lo maravillosos que son sus hijos los lleva a un estado de «enamoramiento» que se da en distintas etapas, que pueden ir desde:
- El primer abrazo que se le da al bebé después de ser dado a luz, sin duda, uno de los acontecimientos que marca y define en gran medida el lazo afectivo.
- Al obsérvalos dormir plácidamente, tan inofensivos frente al mundo.
- Cuando dicen su primera palabra, más aún, cuando esta es un «mamá» o un «papá».
- Al momento de sus primeros pasos.
- Cuando nos abrazan y entregan su amor.
- Cuando se contemplan sus juegos y creaciones.
- Cuando nos sorprenden con preguntas llenas de ingenuidad e inocencia.
- Cuando se presencian sus logros y su crecimiento.
Un amor sin fronteras
El amor que nace de los padres por sus hijos, es infinito y no conoce fronteras, en algunos casos hay padres que afirman amar a sus hijos mucho antes de que nazcan e incluso mucho antes de ser concebidos, esto es, por lo significativo que llega a ser un hijo en la vida.
Este inmenso amor, de los padres a sus hijos, se ve proyectado, en los cuidados, atenciones y desvelos que se hacen para su completo bienestar.
No obstante, a pesar de este amor, los padres cuando ven en sus hijos que actúan mal, o no van por un buen camino, son corregidos, porque su amor, también significa ver que ellos son mejores cada día.
Los padres son quienes, estarán siempre al lado de sus hijos, apoyándolos, sobre todo en los momentos más adversos, son ellos, los que permanecen ahí, sin importar qué tan grave sea un problema.
Por ello, la felicidad de los padres, depende de la felicidad de sus hijos, ningún padre desea ver sufrir a sus hijos, muy por el contrario, son capaces de sacrificar la suya, por ellos.