Hoy día le vamos a ver el lado positivo al momento en que les cambiamos los pañales a nuestros hijos.
Si pensamos solamente en cuántos pañales hemos cambiado hasta ahora nos vendrá un dolor de cabeza tremendo y sin pensar en los que nos quedan aún. 5 por día, 35 a la semana 150 al mes, 1825 al año y si esto lo multiplicamos por dos hijos, por 3 años cada uno, el resultado es…. ¡Un camión de pañales!
Y no sólo hay un costo económico en esta historia de los pañales, sino que hay mucho tiempo invertido en esta labor. Pero podemos verle el lado positivo, o sea verlo como una oportunidad de acariciar a nuestros hijos y jugar con ellos, en vez de considerarlo solo una rutina.
A veces sucede que el ritmo frenético de la vida moderna nos quita el tiempo precioso que pasamos con nuestros hijos, es por esto que podemos ver el cambio de pañal como una oportunidad para dedicarle 15 minutos diarios a mimar y jugar con nuestros hijos.
Por ejemplo, si tu hijo grita desesperadamente cada vez que lo recuestas para cambiarle el pañal, primero debes entretenerlo, cantarle y mostrarle sus juguetes hasta que se calme y deje de tirarse del mudador para abajo. Así que debes usar toda tu imaginación para que pase de la desesperación a la entretención. Una acción que da buenos resultados es darle besitos en la barriguita, mientras despliegas tu habilidad para sacarle la ropa lo más rápido posible.
¡Qué diferencia hay cuando son recién nacidos! Cambiarles el pañal se convierte en una obra de arte, hay que ser muy delicados porque su cuerpito es muy frágil y pequeño, por lo que generalmente nos toma más tiempo. Podemos aprovechar estos momentos únicos para acariciarlos, mostrarles algunos objetos, mirarlos a los ojos y hablarles suavemente.
A medida que el bebé va creciendo, el ritual es el mismo pero con menos formalidades. Ahora el momento del cambio del pañal se puede transformar en un momento de juegos en la que pueden participar otros miembros de la familia. Por ejemplo, el hermano mayor le puede cantar canciones o leerle cuentos, mientras su potito toma aire, que le hace bien. Así el bebito aprovecha este momento de libertad mientras está desnudo para chuparse los pies, reconocer su cuerpo e imitar los sonidos de sus hermanos mayores.
También puede participar el padre haciéndole algún masaje, comiéndoselo a besos y dándoles algunos suaves mordiscones en sus piernas y brazos llenas de rollitos… que de seguro será lo que más le guste, provocandole carcajadas.
La idea es que el tiempo que dedicas a cambiarle el pañal a tu hijo, sea un momento de diversión. Por eso te aconsejamos que cada vez que tengas tiempo lo aproveches con tu bebé, al menos una vez al día.
Es una terapia relajante y anti estrés para los 2.
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