De seguro te emociona observar a tu pequeño desenvolviéndose en el mundo que lo rodea y sociabilizando cada día más.
Al finalizar el 9° mes, su memoria empieza a desarrollarse y el bebé es capaz de recordar una mayor cantidad de información, así como muchos detalles. Por ejemplo, recuerda en qué lugar se guardan algunas cosas en la casa y puede imitar gestos que haya visto en alguien varios días atrás.
Todavía su memoria es a mediano plazo, es decir, recuerda algunas partes de lo vivido por un breve período de tiempo. No puede rememorar todo lo que ha hecho o visto, ya que la memoria a largo plazo se desarrolla entre los 2 y 3 años y se afianza con el aprendizaje del habla. En ese momento, el niño tendrá una conciencia completa de su existencia.
En estos días podrías notar que el niño demuestra miedos que antes no existían, como a la juguera, a la aspiradora, o algún otro electrodoméstico de ruido fuerte. Puedes ayudarlo a vencer el temor acercándolo a esos objetos para que los conozca y vea que no hay nada que temer.
Por otro lado, esta edad está marcada por la aparición de chichones, ya que los niños pueden golpearse en la cabeza al caer al suelo o contra las murallas. Estos movimientos generalmente son como el de una mecedora, hacia delante y hacia atrás, y no está claro por qué suceden, pero desaparecen en los próximos meses. Algunos expertos señalan que las ondas cerebrales en esta época son normales, y que no hay signos de fracturas ni daños. Pero siempre es bueno mencionar estos comportamientos al pediatra para que te indique qué hacer.
Nuevos desafíos para los papás
Ningún hogar es igual ni tiene las mismas normas de crianza, por lo que sin duda verás que tus cercanos, incluso otros miembros de tu familia o tus propios padres, hacen cosas que tú no harías con tus hijos. Es mejor no opinar ni meterse en lo que hacen los demás, ya que ningún niño es igual tampoco.
Si a ti te ha resultado cierta técnica, no significa necesariamente que a tu amiga le sirva o viceversa. Hay que ponerse en el lugar de los demás, reconociendo que a nadie le gusta que le critiquen su modo de hacer las cosas, sobre todo de criar a los hijos. Lo mismo puede pasar al revés; quizás seas tú la que tenga que ejercer mucha paciencia para no responder mal ante tantos consejos o comentarios bienintencionados, pero no a lugar. En realidad, para un mismo problema puede haber diferentes soluciones.
Sin embargo, hay ciertas situaciones en las que se debe intervenir. Sobre todo si lo que hacen los demás –o los hijos de los demás– afecta de alguna manera a tus hijos o a tu familia. Puede que un niño muerda o le pegue a tu hijo, y obviamente en ese caso tienes que hablar con la mamá. Hazlo con tacto y firmeza, pero dejando claro cuáles son tus preocupaciones y objetivos al conversar. La idea es que la amistad siga siendo tal como era antes, pero sin poner en riesgo a los pequeños.
Si sucediera que tu amiga no cambia de actitud o no impide que su hijo moleste al tuyo, tendrás que tomar medidas, como por ejemplo, limitar las visitas a su casa o dejar de invitarla tanto.
Entre las nuevas capacidades del bebé al final de los 9 meses se encuentran:
- Responder socialmente de diferentes maneras
- Sentarse sin apoyo
- Tomar objetos con la mano
- Repetir fonemas diversos y combinados
- Ejecutar acciones con intencionalidad
- Manifestar expresiones de cariño
- Comenzar a dar pequeños pasos si se le sostiene
- Ponerse de pie con ayuda
- Tomar objetos con el movimiento de pinza
- Interactuar en juegos sencillos
- Buscar una cosa que se ha escondido ante su vista
- Responder a indicaciones simples
- Llegar a un objetivo por distintos caminos, entendiendo la relación causa-efecto
- Imitar y variar acciones con partes del cuerpo y con la voz
- Jugar con objetos que introduce y saca de una caja; recogiendo cosas que ha botado; agitando y lanzando objetos; investigando sus acciones al descubrir una cosa
- Gatear hacia adelante y hacia atrás
- Caminar apoyándose
- Entender su nombre y órdenes simples
- Pronunciar algunas palabras
- Comer algunos alimentos sólidos, como rebanadas de fruta cocida con canela. Al bebé le gustan mucho porque son blandas para comerlas con sus pocos dientes.