Después que damos a luz el tiempo pasa volando ¿no es cierto? Ya el bebé está próximo a cumplir dos años de edad y a los 21 meses su olfato y oído se han desarrollado muy bien. En cuanto a la vista aún no se ha madurado del todo este sentido vital y quizá le cueste reconocer algunas cosas que están a su alrededor.
El bebé con 21 meses comenzará a identificar y mostrar su carácter, y es posible que comiencen las pataletas por cualquier motivo, lo importante es tener paciencia y seguir con una crianza afectiva a base de amor, normas, límites y buenos hábitos.
A esta edad el niño puede presentar algunos problemitas para comer, si bien, algunos comerán mucho, otros simplemente no. Al respecto, nos referimos en este artículo.
Manías a la hora de comer
Quizás a tu hijo le moleste que diferentes alimentos se toquen en su plato, o pase por períodos en que sólo quiere comer uno o dos tipos de comida, sólo alimentos blancos o amarillos (pan, fideos, queso). Puede que rechace las verduras, al igual que muchos otros niños, sobre todo las más amargas o las que tienen sabores fuertes.
- Es recomendable introducir los alimentos rechazados, poco a poco, quizás al principio solo con un ingrediente para luego introducirlo con el alimento completo.
- Pongamos atención a sus hábitos alimenticios.
- Sírvele lo mismo que al resto de la familia, pero permítele que elija lo que quiere comer, lo más probable es que más adelante su apetito sea más variado.
- Los niños necesitan tener horarios, de hecho esa es la manera de inculcar hábitos de alimentación saludable en ellos. Y esto comienza desde la lactancia, cuando la madre alimenta al niño cada 3 ó 4 horas.
- Existen razones físicas o metabólicas para que un niño no quiera comer algún tipo de comida y parezca ser mañoso. Uno de ellas puede ser que rechace la comida por desconocimiento, esto suele ocurrir cuando por lo general su menú no varía y frente a una nueva experiencia rechacen el alimento nuevo.
Rutinas
- Establece horarios para la siesta, las comidas, la hora de ir a la cama y ajústate a ellos.
- Las rutinas hacen que tu hijo se sienta más seguro ya que le ayudan a saber lo que va a ocurrir más adelante.
- Lo importante es que las cosas ocurran en el mismo orden y a la misma hora todos los días.
- Te será fácil conservar la rutina si también la sigues durante los fines de semana, acostándolo y despertándolo a la misma hora todos los días.
- Darle una serie de rutinas a tu hijo le transmite un orden y esa organización luego se irá matizando en su propia vida.
- Por otro lado, un niño que no tiene las actividades diarias organizadas es inseguro, porque no sabe qué debe o qué va a hacer en cada momento.