Puede que el niño, o niña, se pegue a la TV o se disfrace con capas y máscaras, fingiendo ser uno de sus héroes favoritos. Debes reconocer los aspectos positivos, así como los límites que se deben imponer respecto a la pasión por los superhéroes.
Obviamente, el marketing tiene mucha responsabilidad a la hora de imponer modelos y referentes.
En algunos casos, la pasión por los superhéroes puede estar ligada a la necesidad de buscar un lugar en la sociedad, aún siendo pequeño. Es su manera de identificarse con el mundo. Mientras las niñas se identifican con princesas de cuentos, los niños se fascinan con los superhéroes. Aunque aclaremos que como padres no debemos fijarles estereotipo, es decir exigirles con que se sientan cómodos al jugar. Ahora bien, en general niños serán quienes sientan más fascinación que las niñitas por los superhéroes
En ocasiones los padres se pueden sentir desconcertados, sin comprender este mundo fantástico. Sin embargo, los expertos señalan que esta es una etapa normal dentro del mundo mágico de la infancia, y que los superhéroes encantan, entretienen la imaginación, estimulan la curiosidad y otorgan confianza a los pequeños.
El niño busca poder
Un superhéroe es una figura positiva y gratificante con la que el niño se identifica, encontrando en ésta el poder para plantearse cada día. De este modo, crea situaciones para armarse de valor y afrontar las dificultades que encuentra.
Los superhéroes siempre se asocian con triunfos y victorias que le ayudarán a mirar con optimismo sus frustraciones y manejarlas de mejor modo.
El superhéroe le da las herramientas para ganar sus batallas y enfrentarse a los demás. Además, al proyectarse en un personaje adulto, adopta características importantes para su desarrollo y crecimiento.
El niño busca valores
Los superhéroes no sólo son fuertes y ganan todas las guerras, sino también representan el bien, son aquellos capaces de combatir el personaje que encarna el mal.
Son valientes y eso incentiva a los niños, quienes se van haciendo conscientes de la diferencia entre lo bueno y lo malo.
La figura del superhéroe encarna un ideal que lo incentiva a desarrollarse con valores claros. En la perspectiva del niño, cuando se disfraza de superhéroe, se coloca en el bando de los personajes buenos.
Jugando a ser superhéroes
El niño es capaz de darse cuenta de su héroe es un personaje de ficción y que todo se trata de un juego. Ahora, para que no exista una confusión, el traje es fundamental. De este modo, al quitárselo, el pequeño vuelve a asumir su rol real, libre de instrumentos mágicos o talismanes poderosos.
Cuando el niño cumple los 6 o 7 años, el niño podría confundir la imitación con la identificación. Se trata de una proyección en un mundo más adulto, en el que puede adoptar ciertos patrones de conducta y talentos de sus personajes queridos. Es muy importante que los papás estén vigilantes y enseñen a sus hijos a diferenciar lo que es real de la fantasía.
Posibles consecuencias
Si el niño confunde ambas, quizás se necesite ayuda externa, como la de un pediatra. Podría ser que su fascinación por los poderes de estos personajes esconda una angustia real, como una mala relación frente a la autoridad expresada por los profesores, por ejemplo.
Además, esta perspectiva de “superhombre” puede interferir en la concepción que tiene el niño de sí mismo, creyéndose un rey, capaz de controlar a los demás y ponerse por encima de todos para conseguir y exigir lo que desea.