Es importante verificar la postura del bebé al estimularlo, la que debe ser erecta, ya que si está acostado o semi reclinado, es más fácil que deje de estar alerta.
Una postura muy cómoda para un recién nacido es la “fetal”, ya que en esta posición, el pequeño se siente seguro al estar en contacto con su propia piel y trae a su mente la confortable estadía en el vientre materno. Además, es probable que incida en el recubrimiento de las células nerviosas con una película de mielina, lo que favorece su evolución motora.
Cuando intentes animarlo con un nuevo juguete, deja sus manos libres para observar cómo mueve sus dedos, si estos se abren hacia el objeto o se estiran para agarrarlo. En esta etapa se debe evitar el movimiento de sus piernas y manos al estimularlo, debido a que es muy fácil que desvíe su atención por ello. De hecho, es común que los movimientos de sus extremidades envíen mensajes a su cerebro, compitiendo con su interés hacia lo que se le muestra.
Una vez que el bebé vaya creciendo, su cuerpo se desenroscará. Al cumplir los 3 meses lo verás deslizándose por su cuna y dando saltos. Por esta razón, hay que darle un poco más de libertad de movimientos al cumplir el primer mes.
Fíjate en la postura del bebé cuando esté descansando horizontalmente o durmiendo. Un detalle que debes saber es que es vital que el niño se tienda boca abajo cada día. Esto se debe a que su desarrollo motor procede de la cabeza hacia los pies, y lo logra al acostarse sobre su estómago. Tanto la progresión en el desarrollo del control de la cabeza, el levantarla, alzar los hombros, darse vuelta, sentarse, gatear, pararse y finalmente caminar son comportamientos que empiezan con el pequeño acostado sobre su estomago.
Así que cerciórate de que tu hijo esté al menos 15 minutos cada día sobre su pancita. Si lo pones a dormir una siesta en esa posición, lo ayudarás a acostumbrarse. Es muy práctico que dejes objetos y juguetes estimulantes sobre su cuna, en su campo visual, para que se vea estimulado a observar a su alrededor y levantar la cabeza, estirándose para alcanzarlos.
Cuando tu bebé esté boca abajo, puedes jugar con él extendiendo una alfombrita en el suelo, para que puedan divertirse juntos. Puedes mostrarle un móvil o un objeto que llame su atención, y ver cómo trata de alcanzarlos.
Estos ejercicios promueven que tu retoño alce su cabeza y extienda su cuerpo para manipular los objetos, aprovechando también el contacto visual que se establece contigo.
Por otro lado, cuando esté acostado de espalda, al mudarlo por ejemplo, puedes animarlo a golpear o patear un móvil de colores contrastantes (preferiblemente blanco y negro) para que así el bebé ejercite sus extremidades superiores e inferiores.